Tsk. Hoy martes, 29 de marzo, Barril ha escrito su ya clásico artículo en la contraportada del periódico, pero esta vez criticando el hecho que la gente escuche música en el tren, puesto que los priva de la realidad primaveral. Y, pregunto yo, que realidad primaveral m ofrece renfe? Acaso no es la de los killolines con consignas racistas que ni ellos entienden, las operaciones que le tuvieron que hacer a la abuela, las innumerables repeticiones del "cuando llegamos" de los niños? Es que tal vez alguien va a recitarme una poesia al oído como nuestro -casi inocente-escritor pretendía?
Y aún así...de acuerdo, admito haber más de una vez haber dejado mis oídos vagar por los patios de los niños, perfumados a colonia nenuco y nocilla, mientras espero a mi hgermana. A oír conversaciones más o menos interesantes en la plaza, a dejarme ensordecer por el ruido de las Ramblas, por sus múltiples lenguas. Pero no por ello niego el valor de cerrar los ojos en un tren en que no debo vigilar nada, pq no tropezaré ni chocaré, cerrar los ojos y observar la música, pq es el único momento en que de verdad la música tiene colores. Porque sólo cerrando los ojos (de verdad o simplemente, dejándolos en blanco) se crean imágenes de historias, de cuentos sin sentido alguno excepto para uno mismo.
Me gustaría saber xq los "adultos institucionalizados" tienden siiempre a criticar las expresiones musicales de los jóvenes. Qué saben de escuchar Apocalyptica a las 8 de la mañana o de oír a Marlango en plena duermevela?
La música como un estudio refinado y preciso? Más bien música como ssentimiento que me permite construir más allá de mi realidad.
Son otros tiempos?
1 comment:
Ayer pensé algo parecido al leer a Barril...y recordé a alguien que dice que quizá llevamos siempre música para no escuchar nuestros pensamientos, no digo q a veces no sea cierto, pero soy mujer y puedo hacer dos cosas a la vez...y tú lo dices, nada como cerrar los ojos em medio de todo y disfrutar de un momento de desconexión total.
Un saludo
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